El hacking ético, también conocido como penetration testing o prueba de penetración, tiene como objetivo principal identificar y evaluar las vulnerabilidades en sistemas informáticos, redes y aplicaciones, con el fin de mejorar la seguridad de estos sistemas.
En resumen, los principales objetivos del hacking ético son:
Detectar vulnerabilidades: Los hackers éticos utilizan diversas técnicas y herramientas para encontrar puntos débiles en los sistemas, como contraseñas débiles, configuraciones incorrectas, software desactualizado, etc.
- Evaluar la seguridad: Una vez identificadas las vulnerabilidades, se evalúa su gravedad y el impacto que podrían tener en caso de ser explotadas por un atacante malintencionado.
- Simular ataques reales: Los hackers éticos simulan diferentes tipos de ataques para comprobar la efectividad de las medidas de seguridad implementadas y la capacidad de respuesta del equipo de seguridad.
- Proporcionar recomendaciones: Al finalizar la evaluación, se elabora un informe detallado con las vulnerabilidades encontradas y se proporcionan recomendaciones específicas para corregirlas y mejorar la seguridad del sistema.
- Prevenir ciberataques: El objetivo final del hacking ético es prevenir que los cibercriminales exploten las vulnerabilidades de un sistema, protegiendo así la información confidencial y los activos de la organización.
En otras palabras, el hacking ético es una forma proactiva de mejorar la seguridad informática, al permitir a las organizaciones identificar y solucionar problemas antes de que sean explotados por atacantes maliciosos.